La lucha contra la indecisión ante la vacuna de la COVID-19 en el Caribe

Battling COVID-19 vaccine hesitancy in the Caribbean

Contexto

En febrero de 2022, diez de los trece países en las Américas que no habían logrado los objetivos de vacunación de la OMS en 2021 contra la COVID-19 eran países del Caribe.[1] Por tal motivo, gobiernos y organizaciones multilaterales intentan hacer todo lo posible para superar barreras estructurales y aumentar la cobertura de las vacunas, por ejemplo, abriendo más centros de vacunación y proporcionando vacunas a esos países.[2] Sin embargo, hay barreras comportamentales por los que las personas en el Caribe se muestran indecisas ante la vacuna. Estas barreas son complejas y específicas del contexto[3] dado que se cruzan con elementos culturales como la religión y una fuerte creencia en los remedios naturales. La realidad actual es que las instituciones no han logrado su objetivo de aumentar la vacunación contra la COVID-19 centrándose únicamente en barreras estructurales y, por lo tanto, no han podido lidiar con la indecisión de la población ante la vacuna.

En este contexto, se requieren más conocimientos para diseñar comunicaciones de salud pública en línea con los valores y creencias locales con el fin de aumentar la efectividad de los mensajes en los países del Caribe. A pesar de constituir un enorme desafío, el proyecto descrito en esta nota intentó crear una campaña de comunicación para luchar contra la indecisión ante la vacuna en el Caribe. Finalmente, necesitamos más experimentos de este tipo para adecuar mejor las comunicaciones que beneficien a los pueblos vulnerables de la región.

El proyecto

Este estudio se propuso probar la efectividad de un mensaje de comunicación de salud pública diseñada bajo la perspectiva de la ciencia comportamental sobre la aceptación de la vacuna. Los países incluidos en este proyecto eran los del Departamento de Países del Caribe en el BID: Bahamas, Barbados, Guyana, Jamaica, Surinam y Trinidad y Tobago.

Con la colaboración de la agencia de comunicación “Pacífico” y el Departamento de Conocimiento, Innovación y Comunicación del BID, el Grupo de Economía Comportamental se propuso reclutar a personas que no estaban seguras de la vacuna y experimentaban lo que en la ciencia comportamental se denomina una “brecha de intención-acción”. Las personas que caen en esta brecha de intención-acción tienen la intención de portarse de cierta manera (en este caso, vacunarse). Aún así, el contexto, los sesgos humanos o la heurística actúan contra esa intención, de modo que no llevan a cabo lo que se habían propuesto.

[1] PAHO (2022 23 de febrero). "Las bajas tasas de vacunación en el Caribe deben abordarse urgentemente para detener la propagación de la COVID-19, dice director de la PAHO". Descargado de la red el 9 de junio de 2022, en https://www.paho.org/en/news/23-2-2022-low-vaccination-rates-caribbean-must-be-urgently-addressed-stop-spread-covid-19-says.

[2] UNICEF (14 de julio, 2021). “Declaración sobre la llegada de la primera partida de vacunas de COVID-19 en Haití". Descargado de la red el 9 de junio de 2022, en https://www.unicef.org/press-releases/statement-arrival-first-batch-covid-19-vaccines-haiti

[3] Bedford, H., Attwell, K., Danchin, M., Marshall, H., Corben, P. y Leask, J. (2018), ‘Vaccine hesitancy, refusal and access barriers: The need for clarity in terminology’, 36(44), 6556–6558.

Barreras comportamentales

Normas sociales: Son las reglas no escritas que rigen el comportamiento en una sociedad. Se establece una diferencia entre normas descriptivas, que describen cómo las personas tienden a comportarse (por ejemplo, “la mayoría de las personas son puntuales”), y las normas prescriptivas, que establecen lo que se considera un comportamiento aceptable o deseado, independientemente de cómo actúan las personas en la realidad (por ejemplo, “por favor, sean puntuales”). En este caso, la hipótesis es que algunas personas aplazan la vacunación porque, dado que en el Caribe la mayoría de las personas no están vacunadas, las personas no perciben que vacunarse sea una norma social que deben obedecer.

Falta de información: Puede que las personas carezcan de la información pertinente sobre las vacunas contra la COVID-19, por ejemplo, porque esa información es escasa, difícil de obtener o difícil de entender. Además, puede que sea difícil obtener detalles fiables sobre la vacuna en un mundo de informaciones falsas.

Aversión a la pérdida: Esto se refiere a la idea de que una pérdida provoca un sufrimiento mayor que la felicidad provocada por un aumento del mismo tamaño cuando se comparan dos opciones que implican riesgo e incertidumbre. Por lo tanto, las personas están más dispuestas a asumir riesgos para evitar una pérdida. En este caso, la hipótesis es que las personas se muestran más inclinadas a aprovechar la oportunidad de contagiarse de la COVID-19 sin una vacuna porque temen perder su buena salud debido a los efectos secundarios de la vacuna.

Procrastinación: Es sencillamente el acto de aplazar algo. Nuestra hipótesis es que es posible que algunas personas que tienen la intención de vacunarse esperen hasta que las vacunas sean obligatorias para hacerlo.

 

Herramientas comportamentales

Autonomía/agencia. La autonomía representa una manera autorreflexiva de centrarse en la exploración y la conciencia reflexiva de los deseos, ambiciones e intenciones personales. En este proyecto, situamos la autonomía en el centro del diseño dando a los participantes la oportunidad de elegir el tipo de información que quieren recibir sobre las vacunas contra la COVID-19.

Activación: La activación es un fenómeno en el que la exposición a un estímulo influye en cómo una persona responde a un estímulo posterior. Estos estímulos a menudo están conceptualmente relacionados con palabras o imágenes. Por ejemplo, un momento después de que una persona ve la palabra doctor, él/ella será más rápida para reconocer la palabra “enfermera” que una palabra no relacionada porque los conceptos médicos están estrechamente asociados en su mente. En esta intervención, utilizamos una serie de preguntas a lo largo de la encuesta destinadas a recordar a los participantes de diferentes elementos, como altruismo, personas e instituciones fiables y la vida antes de la pandemia.

Disonancia cognitiva: La disonancia cognitiva es el conflicto mental que se produce cuando los comportamientos y creencias de una persona no están alineados. También puede ocurrir cuando una persona tiene dos creencias que se contradicen mutuamente. Utilizamos este principio para recordar a las personas cómo era la vida sin el virus. También incluimos un video emocional que activa el sentido de pérdida de la vida comparando la vida actual con la vida antes de la pandemia. Este video implica que es contradictorio pensar que las vacunas nos ayudan a volver a la normalidad y, aún así, decidir no vacunarse.

Altruismo: La creencia o práctica de una preocupación desinteresada y generosa por el bienestar de los demás. Utilizamos este principio en dos videos. Uno explica cómo una persona cambió de opinión y se vacunó cuando entendió que vacunarse ayudaba a los demás. El otro es un video muy emocional de una mujer que se ha propuesto como objetivo en la vida ayudar a otros a vacunarse. Este video termina con una pregunta que pretende crear disonancia cognitiva implicando que una persona actúa egoístamente si hay una vacuna disponible para ellos y decide no vacunarse.

Efecto del mensajero: Se refiere a un cambio en el nivel de influencia que tiene un mensaje dependiendo de quién lo presenta. Proporcionamos información de fuentes fiables como la Organización Panamericana de la Salud, la Facultad de Medicina de Yale, el Centro UC Davis Health y el Stanford Center for Health Education, entre otros. Con videos de estas fuentes, intentamos desmentir las ideas erróneas sobre los efectos secundarios, la efectividad y la eficacia de la vacuna contra la COVID-19. Además, proporcionamos información sobre las actividades que exigen estar vacunados, como los viajes a Estados Unidos.

 

Diseño de la intervención

El reclutamiento de los participantes se llevó a cabo a través de la plataforma de redes sociales de Facebook, LinkedIn y Twitter, con una serie de anuncios publicados a partir de cuentas oficiales del BID. La agencia de comunicaciones Pacífico creó los anuncios de reclutamiento, la imagen de la intervención y seleccionó los videos utilizados en la intervención. Junto con Pacífico, el Departamento de Comunicación del BID y el Grupo de Economía de Comportamiento eligió el público objetivo de los anuncios. Estos anuncios se proponían atraer a personas mayores de 18 años que querían vacunarse pero que todavía no lo habían hecho. La campaña en las redes sociales duró tres semanas.

Los anuncios estaban vinculados a nuestra intervención en la plataforma en línea ”Typeform.com” . Después de pulsar sobre el anuncio, las personas contestaban a cuatro preguntas demográficas sobre el país de origen, género y educación, y dos preguntas acerca de su estado de vacunación. En el diseño inicial, si una persona pertenecía a la categoría de no vacunados o parcialmente vacunados (0 o 1 vacuna de COVID-19) se convertían en parte del experimento y eran asignados posteriormente al grupo de tratamiento o de control. Si una persona estaba totalmente vacunada (2 o 3 vacunas) inicialmente no se la consideraba parte del experimento y no era asignada aleatoriamente a los grupos de control o tratamiento.[1] Sin embargo, el diseño se cambió rápidamente para incluir a todas las personas en el experimento independientemente de su estado de vacunación debido al alto porcentaje de personas que declaraban estar vacunadas (cerca del 85%), lo que parecía ser o una respuesta deshonesta o reflejaba un fuerte sesgo de selección de nuestra muestra. Teniendo en cuenta que la inmunidad de las vacunas actuales está disminuyendo, y que las personas actualmente vacunadas probablemente tendrán que recibir una dosis adicional en el futuro contra la COVID-19, pensamos que este cambio de diseño era una adaptación aceptable.

La aleatorización se llevó a cabo utilizando la última pregunta demográfica en relación con el año en que nació la persona (que seguía a la pregunta sobre el estado de vacunación). Con una aleatorización estratificada anteriormente que nos permitía asignar grupos al control y al tratamiento, se asignaba a una persona a su grupo experimental basándose en el año en que nacieron. Los tramos eran: 18-24 años (2004-1998); 25-39 años (1997-1983); 40-54 años (1982-1968); 55- 64 años (1967-1958); y 65 a 80 años (1957-1942). Para cada tramo, la mitad de los años se asignaban aleatoriamente al tratamiento y la otra mitad al control. Los datos sobre los participantes menores de 18 años se eliminaban del análisis.

La única diferencia entre las encuestas de los grupos de control y tratamiento fue el orden en que aparecía la variable de resultado (disposición a vacunarse). Concretamente, el grupo de control respondió a esta pregunta antes de ver el contenido de la comunicación y el grupo de tratamiento respondió a esta pregunta después de ver el contenido de la comunicación.

Si hubiera una vacuna disponible para usted hoy, estaría dispuesto a vacunarse?

Por favor utilice la escala siguiente de 0 a 10, donde 0 significa que no es nada probable que decida vacunarse y 10 significa que es sumamente probable que decida vacunarse.

Para cada persona, el contenido específico de la encuesta se basó en la pregunta: “¿Cuál es el principal motivo por el que no se siente seguro con vacunarse contra la COVID-19?” A los participantes se les daba las opciones de respuesta que aparecen en el Cuadro 1.

 Cuadro 1. Opciones de respuesta y su correspondiente barrera y tratamiento

Cuadro 1. Opciones de respuesta y su correspondiente barrera y tratamiento

A los participantes se les presentó contenido en la comunicación que abordaba la barrera específica del motivo seleccionado. Nuestra hipótesis era que las personas se beneficiarían de adecuar las comunicaciones de salud pública a la medida y que la libertad de elegir aumentaría la confianza en la información presentada. Sin embargo, no medimos la confianza. Cada una de las vías derivadas de las opciones de respuesta a la pregunta de indecisión ante la vacuna representaba un grupo de tratamiento.

La evaluación del impacto de las comunicaciones de salud pública contra un grupo de control fue el objetivo de investigación mínimo de este ensayo aleatorio. Sin embargo, pudimos analizar el impacto de cada tratamiento específico en relación con cada subgrupo de control (derivado eligiendo un motivo para la indecisión después de haber respondido a la variable de resultado). Para probar si el contenido de las comunicaciones influye en la aceptación de la vacuna, realizamos regresiones sencillas de OLS. Esperábamos una diferencia estadísticamente significativa y entre la aceptación de la vacuna de la COVID-19 en los grupos de tratamiento en comparación con el grupo de control. Esperábamos que las medias del tratamiento fueran más altas que las medias del control.

Desafíos

  1. A pesar de llevar a cabo una campaña costo efectiva en las redes sociales, no pudimos retener al público. Experimentamos una tasa de abandono del 94% en la primera pregunta de la respuesta, lo cual se tradujo en un tamaño de la muestra pequeño.
  2. Tuvimos que modificar nuestro experimento y pedimos permiso para eliminar la primera página, que fue el consentimiento informado, dado que pensamos que éste era el motivo por el que la tasa de personas que abandonaban era tan alta. Desafortunadamente, las tasas de abandono se mantuvieron iguales, de modo que no fue el consentimiento informado sino otro motivo que no pudimos identificar.
  3. A pesar de que las tasas de vacunación promedio eran inferiores al 50% en los seis países del Caribe cubiertos en este estudio, cerca del 85% de la muestra indicaba que estaban totalmente vacunados. Al comienzo, como se explicó más arriba, las personas totalmente vacunadas no participaban en el experimento; sin embargo, después de pesar la sospecha de que las personas estaban contestando a la encuesta con información falsa y el hecho de que las personas inmunizadas tendrían que recibir un esfuerzo, decidimos añadir a todas las personas al experimento, independientemente del estado de vacunación declarado.
  4. Cerca del 40% de la muestra eligió “otras” como el principal motivo de la indecisión ante la vacuna, lo cual disminuyó nuestra capacidad para adecuar nuestro contenido a ellos.
  5. No se pudo llevar a cabo un diagnóstico profundo antes de la intervención debido a limitaciones de presupuesto y tiempo. Por lo tanto, las barreras de indecisión ante la vacuna en las que se basó este experimento provienen de la literatura. Aunque estas barreras eran válidas, si se hubiera llevado a cabo un diagnóstico más riguroso, se podrían haber abordado dichas barreras en el diseño.
  6. A partir de las entrevistas ex post llevadas a cabo para entender los resultados, supimos que a las personas les gustaría saber, de parte de su comunidad, cómo se siente tener la COVID-19 y ser vacunado. También quisieran tener más información de fuentes nacionales oficiales acerca de cómo las vacunas están ayudando a proteger a las personas y a disminuir los peligros de la pandemia localmente. Aunque este proyecto cubrió esos aspectos, utilizó fuentes no locales.

[1] Se les preguntaba el año en que nacieron antes de mostrarles un video acerca de cómo convertirse en un defensor de la vacuna contra la COVID 19 y pasaban al final de la encuesta.

Resultados

Los resultados señalan que la campaña de comunicación sobre salud pública no tuvo un impacto en la disposición a vacunarse. La mayoría de los coeficientes de impacto no eran estadísticamente significativos y eran de signo negativo, lo que sugiere que el tratamiento disminuyó la aceptación de la vacuna. Estimamos el impacto de la intervención para los siguientes casos (ver Gráfico 1): i) personas con ninguna vacuna; ii) todas las personas (independientemente del estado de vacunación); y iii) para cada uno de los cinco tratamientos.

Gráfico 1. La campaña de vacunación de la salud pública no afectó la aceptación de la vacuna contra la COVID-19
  • Cuando el análisis se limitó a aquellas personas sin vacunar, el coeficiente de impacto fue positivo pero muy cercano a cero y no fue estadísticamente significativo.
  • Para el grupo de personas que no habían sido vacunadas contra la COVID-19, la disposición a vacunarse era en promedio 2,5 en una escala de 10 puntos para el grupo de control, lo que representaba una fuerte aversión a las vacunas.
  • Cuando el análisis incluía a todas las personas, independientemente del estado de vacunación, la disposición promedio para vacunarse en el grupo de control fue de 5,3 en una escala de 10 puntos. El coeficiente de impacto fue negativo, cercano a cero y no fue estadísticamente significativo.
  • Cuando se considera sólo a las personas asignadas al tratamiento de altruismo, el coeficiente de impacto fue negativo y no fue estadísticamente significativo.
  • El mismo patrón de resultados negativos y no estadísticamente significativos se observó para el tratamiento de desacreditación de la información falsa y el tratamiento de los motivos estructurales.
  • Desafortunadamente, el coeficiente de impacto para el tratamiento de disonancia cognitiva fue -2,3 y estadísticamente significativo al nivel del 5%.
  • El tratamiento de confianza e información fue el único para el que se observó un coeficiente de impacto positivo, pero no fue estadísticamente significativo.

Implicaciones para las políticas

  • Siempre es esencial llevar a cabo un diagnóstico antes de diseñar un experimento. Si se hubiera llevado a cabo un diagnóstico, el experimento se habría adecuado a la medida de las personas cuyo principal motivo de indecisión no se reflejaba en la literatura existente.
  • Al parecer, las personas en el Caribe no aprecian demasiado las encuestas en línea anunciadas en las plataformas de las redes sociales. A pesar de que cientos de miles de personas ven los anuncios, sólo un pequeño número pulsó en el anuncio e incluso fueron menos los que completaron la encuesta. Para proyectos futuros es necesario tener en cuenta diferentes maneras de recopilar datos.

Un grupo de entrevistas realizadas ex post para entender los resultados del experimento nos informó de lo siguiente:

  • Los centros de vacunación tienen horarios de apertura inconvenientes. Tienden a estar abiertos sólo durante los horarios laborales, lo que dificulta que se vacunen las personas que trabajan.
  • Dada la falta de conocimientos sobre el virus al comienzo de la pandemia y las diferentes opiniones de médicos e instituciones en relación con su gravedad, sus mecanismos de transmisión y su tratamiento, a las personas les cuesta creer a la comunidad médica y su recomendación de vacunarse.
  • Las personas todavía tienen dudas en relación con la seguridad de las vacunas a largo plazo.
  • El contexto actual de reducción de las restricciones de la pandemia en todo el mundo lleva a las personas a cuestionar la importancia de vacunarse.
  • Algunos entrevistados piensan que su gobierno no ha prestado demasiada importancia a la promoción de las segundas y terceras dosis de la vacuna.
  • Las personas creen que la medicina alternativa las protegerá de la COVID-19 o las sanará del virus si se contagian.